Ermita de San Baudelio (Soria)

¿Que hacen una  palmera, un dromedario y un elefante en Soria?

San Baudelio es uno de esos lugares que sorprenden. Sorprenden por lo aislado del lugar, en un páramo en mitad de la nada y con una arquitectura exterior  que no hacen presagiar lo que vas a  poder contemplar en su interior.

Exterior ermita San Baudelio

San Baudelio se encuentra en las "Tierras de Berlanga", muy cerca de la pequeña localidad de Casillas de Berlanga. El acceso es fácil y bien señalizado, contando con un aparcamiento justo en la puerta.

La entrada si mal no recuerdo es gratuita y tan solo te preguntan por tu procedencia para estadísticas. Yo he ido en dos ocasiones. En la primera había un señor mayor en la puerta que simplemente controlaba el acceso. Pudimos acceder al interior libremente, respetando las zonas restringidas, pero no tuvimos mas información  que la que  llevábamos previamente o buscamos in-situ en internet. Pudimos asomarnos a la cueva y ayudados con  la luz del movil pudimos ver su profundidad, pero nada mas a destacar.

En  mi segunda visita si que encontramos en la puerta a una persona de la Junta de Castílla y León que era licenciada en historia del arte. No hay visita guiada pero si que es cierto que tuvo la iniciativa de dirigirse a los visitantes si querían alguna información. En esta segunda ocasión fui un  día festivo por lo que había bastante  mas visitantes y la entrada a la cueva, por seguridad, estaba cerrada.

Ábside con representación de
San Nicolás de Bari y San Baudelio

San Baudelio de Berlanga es conocida como "La Capilla Sixtina del arte Mozarabe" y no es para  menos si os imaginamos como tuvo que ser en todo su esplendor.  Lamentablemente esta ermita también fue victima del expolio a inicios del siglo XX.  A pesar de haber sido declarada Monumento Histórico Artístico en 1917, la titularidad de la misma era de varios particulares de la zona. Tenemos que remontarnos a la situación socio-económica de la época y el nivel cultural para poder entender como un marchante de obras de arte de origen italiano (León Leví) pudo comprar por 50.000 ptas (300€) esos dibujos que decoraban la ermita que en aquella época se usaba de almacén de aperos de labranza. Teniendo en cuenta estos datos, no es  difícil entender que los vendiesen. 300€ a comienzos del siglo XX era una auténtica fortuna.

Durante los trabajos para extraer las pinturas de las paredes de la ermita, la Guardia Civil interrumpió los trabajos y la clausuró, pero tras llegar a los tribunales, el Tribunal Supremo falló a favor de los propietarios de la ermita y el expolio (o venta) se consumó. La protección  como monumento  histórico artístico no fue suficiente para convencer al tribunal de la época, que entendió como monumento la construcción y como bien mueble las pinturas, que  podían extraerse sin dañar el edificio que para ellos era lo que tenía la protección. Por ello una vez fallado a favor de los propietarios, los lienzos pasaron por Londres donde fueron restaurados y repartidos por varios museos norteamericanos como el Fine Arts Museum de Boston, Indianápolis, Cincinnati o The Cloisters. También hubo una parte que fue a parar al Metropolitan, pero gracias a un intercambio (mas que cuestionable) con el ábside de San Martín  de Fuentidueña (Segovia) lograron retornar y a día de hoy se expone en  el Museo del Prado de Madrid.

Al entrar, yo os recomiendo que dejéis pasar unos minutos

La Palmera de San Baudelio

para acostumbraros al cambio de luminosidad. El recinto no está iluminado por lo que necesitaréis adaptar vuestros ojos para apreciar muchos detalles. 

Lo primero que nos  va a llamar la atención es la espectacular columna central que abre sus arcos como unas ramas de palmeras. Si os fijáis, en la parte superior de la palmera se observan unas oquedades que si bien no tienen ningún motivo arquitectónico pudo servir como refugio de reliquias u otros objetos de valor.

Dromedario de San Baudelio

Una vez adaptada la vista, simplemente disfrutar de las pinturas, dejad volar la imaginación para contemplar ese humilde lugar, en mitad de la nada, repleto de brillantes pinturas con animales tan inimaginables en tierras castellanas como un dromedario. Entonces, ¿quien lo puso ahí? Pues se cree que quienes pudieron pintar la ermita fuesen personas provenientes del norte de África, de ahí que dejaran plasmados animales nunca vistos en la península pero si que eran animales reconocidos por ellos y acostumbrados a pintar. De las imágenes que se expoliaron, como fue esta del dromedario, lo que actualmente podemos ver son la improntas que hizo el autor antes de pintar.


La ermita tiene dos entradas, la principal, por la que se accede actualmente y una en el lateral este donde aún se ve el arco de medio punto que daba acceso directo al coro. 

La cueva que encontramos en el interior se cree que pudo ser habitada por algún eremita para conservar las reliquias de San Baudelio. La primera noticia que tenemos de esta ermita es del año 1136 cuando se decretó a la diócesis de Sigüenza varios  pueblos y lugares anteriormente adscritos a la diócesis de Osma. Se hace mención al "Monasterio de San Baudelio", por lo que  no se descarta que  lo hubiese en  esta zona. En el exterior, también se ha encontrado una necrópolis visigoda.

Necrópolis

Para realizar la visita os recomendamos que no os dejéis guiar simplemente por los horarios, y consultéis con la oficina de turismo de Berlanga de Duero uno días antes para confirmar el horario. He visto muchos comentarios en redes sociales que, a pesar de que el horario decía que estaba abierto, cuando han llegado se lo han encontrado cerrado y es  una pena dar el paseo en balde. 



En todo caso, los horarios programados son:

Del 1 de octubre al 31 de marzo:

Mañanas de 10 a 14

Tardes de 16 a 18

Lunes y martes cerrado

Del 1 de abril al 30 de septiembre:

Mañanas de 10 a 14

Tardes de 16 a 20

Lunes y martes cerrado

Domingos y festivos solo abierto en horario de mañana.

Contacto 975 221 397 y oficina de turismo en el  975 343 433

Espero que disfrutéis la visita y que compartáis vuestra experiencia. ¡Un saludo!